Kick-Ass 2: Con un Par (2013), de Jeff Wadlow

A quien le haya gustado 'Kick-Ass' no tendrá nada que despreciar aquí. 
Una secuela que corrige ciertos errores pasados, amplia universo y tiene el buen ojo de aprovechar su personaje más carismático (Hit-Girl) para gran parte de la narración. 
El problema sigue siendo la inexistente adaptación del cómic original, más bien parece que le ha cogido personajes y solo parte de la trama, y esa extraña mezcla de comedia-violencia que nunca acaba de cuajar.

Mi teoría: a 'Kick-Ass 2: Con un Par' le faltan, valga la ironía, cojones para entrar en materia del tema que trata. 
Está claro que si quieres algo más maduro sobre superhéroes reales te vas a 'Watchmen' pero cada escena de esta película como de la anterior me dan la sensación de que optan por tomarse a broma su argumento a riesgo de meterse en líos serios. 
Como alguien que cuenta un chiste de humor negro y se corta a la mitad porque no se atreve a decirlo. Algo como eso.

Ahí queda el personaje de El Hijoputa, absolutamente desdibujado como villano, nunca llega a representar una amenaza real y en casi todos los momentos que podría haber dado un puñetazo en la mesa como un verdadero cabrón la película echa el freno. 
Parten del desacertado casting de Christopher Mintz-Plasse, pero había buenos mimbres para fabricar un verdadero bastardo que nunca llega a ser, y su grupo de supervillanos parece todo el rato un grupo de matados demasiado tontos, nunca psicópatas o ex-convictos, a excepción de la intimidante Madre Rusia. Incluso el enfrentamiento final parece que sucede... porque sí, porque tiene que suceder.

Con eso, y algún que otro apunte sobre el impacto de los superhéroes en la sociedad más allá de mencionarlo alegremente en las noticias, lo único que queda es el crecimiento personal de Dave y Mindy. 
Son mucho más agradecidas las partes en las que, como cualquier adolescente, ellos dos deben enfrentarse a su búsqueda de identidad (con complicación añadida de alter-ego superheróico) y tienen los primeros sinsabores en ese sentido, sobre todo Chloe Moretz, que roba la película poco a poco. 
Interacción entre ambos que sabe gloria y es pura química, cada uno sufriendo en su propio momento vital las consecuencias de salir a vigilar con mallas, pero apoyándose mutuamente.

La vida de instituto de Mindy McReady, como tiene que lidiar con su padre y los dardos envenenados que lanza a la juventud de hoy día son de largo un gran hallazgo, por esa mezcla de vulnerabilidad, inocencia y autodescubrimiento. 
Curioso el contraste que se da entre una chica en crecimiento cualquiera y una máquina de matar con supertraje, con ingeniosas mezclas de ambas vidas en medio (la escena del baile de animadoras, convertida en escena de acción ninja, imaginación mediante), sin acabar de encajar en ninguna de ellas. 
Un pequeño apunte al final resalta ese sentimiento de chica fuera de lugar, que quizá ha crecido demasiado rápido perdiendo momentos de pura (y loca) adolescencia por el camino.

Cuando llega el momento de meterse en harina, y a pesar de contar con un buen trío de personajes con respectivos traumas paternofiliales (Kick-Ass, Hit-Girl y el Hijoputa, curiosamente todos ellos continuando la tradición de sus padres aunque estos ya no los vigilen para que la cumplan) se opta por la misma vía de acción comédica de antes. 
La enconada rivalidad entre Kick-Ass y el Hijoputa queda mermada por el mencionado problema de falta de seriedad en el villano. 
¿Jim Carrey y Justicia Eterna? Bien, gracias, ambos cumpliendo una función meramente narrativa cuyo desarrollo dura poco y solo sirve para meter más gente en la batalla final. Eso sí, Zorra Nocturna mú rica, y pidiendo a gritos más relevancia.

En general, 'Kick-Ass 2' es una notable mejora sobre su original, principalmente porque le da más cancha a sus personajes que el simple cliché y no se acaba transformando en aquello que parodia. 
Pero el resultado sigue siendo como montarse en el tren de la bruja con 40 años. Mola, pero te molaría mucho más subir a la montaña rusa.

Nota: 6 / 10