viernes, 26 de febrero de 2016

Brooklyn (2015), de John Crowley



Muchas veces te ves obligado a irte.
Por vida, por trabajo, por circunstancias generales que hacen posible tener que irte a otro lugar. En un mundo globalizado en el que vivimos, es poco probable que no te haya ocurrido alguna vez.
Y siempre se dice que nada cambiará, que volveremos algún día, que los recuerdos no se apagarán.

'Brooklyn', una historia del siglo pasado, nos demuestra que no es tan fácil como parece.
Que llegas a otro lugar, y rápidamente solo piensas en volver. Pero que, pasado el tiempo, puede que ese sentimiento de vuelta se diluya entre la gente, el trabajo, los pequeños momentos del día a día; en definitiva, la vida que pasa. Creemos y nos convencemos de que siempre recordaremos el calor del hogar familiar, pero un día nos olvidamos de él sin saber qué ha pasado.
Entonces estamos entre dos aguas, sin ninguna pista de cuál camino tomar, si es que hay que tomar alguno.

jueves, 25 de febrero de 2016

La Bruja (2015), de Robert Eggers [XIII Muestra Syfy]


Es muy difícil, hoy en día, inspirar algo parecido al terror.
Hemos visto criaturas de todos los pelajes y formas, hemos estado en todos los lugares encantados, hemos soñado con todos los psicópatas posibles. El terror hoy en día se enfrenta a su propio impresionante legado, y a nuestra propia incapacidad de sorpresa.
Es por eso por lo que 'La Bruja' es algo muy, muy especial.

miércoles, 24 de febrero de 2016

La Verdad Duele (2015), de Peter Landesman


Él sigue intentándolo.
Impasible ante el desaliento, monolítico ante voces contrarias.
Olvidando que sus mejores interpretaciones vienen cuándo precisamente ni lo ha intentado.

Will Smith quiere su Oscar. El que por derecho le pertenece, por algún motivo, por ser de la realeza de Hollywood.
¿Su plan de acción?
La biografía tristona e insoportablemente inflada de un médico nigeriano que descubrió los peligros de dedicar una vida al fútbol americano, y se topó con la liga del propio deporte y su propio país pidiendo su cabeza.

martes, 23 de febrero de 2016

Zoolander Nº2 (2016), de Ben Stiller



La primera 'Zoolander' nadie la esperaba.
Decir las típicas palabras "sátira del mundo de la moda" se quedarían cortas ante lo que era una monumental comedia al borde del surrealismo sobre un modelo masculino que buscaba restaurar su fama.
Situaciones absurdas, con personajes igualmente absurdos, redondeaban una película cuya mayor baza era ser tan inesperada en su tono como profundamente ridícula en su totalidad.

Años después, llega 'Zoolander Nº2', cual nombre de colonia, en un contexto muy diferente.
El mundo de la moda no ha cambiado demasiado, más bien ha degenerado, convirtiéndose en una triste auto-parodia de diseñadores "callejeros y auténticos", una marea de redes sociales y la tontería pretenciosa elevada a los altares del arte.
¿Cómo parodiar un mundillo que se burla de si mismo? Ben Stiller tenía la respuesta, y su personaje sigue haciendo mucha falta como espejo deformante al borde de la verdadera realidad.

Anomalisa (2015), de Duke Johnson y Charlie Kaufman


Empieza con voces. Miles de voces. Cataratas de voces.
Casuales, iracundas, explicativas, comprensivas, tristes, cariñosas... una risa nerviosa apuntala de fondo toda la locura que recorre el torrente verbal.
Hay mucho ruido, demasiado para poder prestarle atención, y de fondo está esa aplastante sensación de que es ruido inútil, sin objetivo.

'Anomalisa' es la historia de un oasis de voz en ese ruido.
Contada en un stop-motion extraño y algo rígido, que sin embargo poco a poco se va ganando sensación de realidad con cada pequeño gesto de los muñecos, hasta que solo la hendidura de su cara nos convencerá de que no son reales, se centra en uno de esos llamados "coach" de empresa, ayudadores de todos solucionadores de nada, deseando que todos se callaran de una vez, dejando de soltar palabras que no añaden nada a nada.
Michael Stone vive con una maldición: sabe que el mundo es mediocre, y que está completamente inmerso en él. Nada que le salve ni le alivie, a no ser promesas rancias de recuperar algún tipo de brillantez anterior, por eso repasa constantemente la carta de una antigua amante tratando de sopesar todos los insultos y oportunidades perdidas. Por si acaso.

lunes, 22 de febrero de 2016

Zootrópolis (2016), de Byron Howard



Hay un pensamiento muy ligero en mencionar que esta podría ser una historia de Pixar.
No me voy a poner a defender cada compañía por lo que representa o por lo que ha venido contando, pero sí parece que ante la sofisticación de tramas y renovación de conceptos actual que hace Disney muchos vuelven la vista al hermano mayor, Pixar, mencionando que seguro les han echado una manita en el desarrollo.

Y pregunto: ¿no fue Disney el primero, el pionero que nos llevó de la mano a las vidas de perros y gatos, mostrándonos que tienen sus costumbres y romances? ¿no fue Disney la que construyó un Nottingham poblado por animales emulando la leyenda del mejor arquero de los bosques?
¿No se merece Disney progresar sobre sus historias, sabiendo dónde se han quedado atrás, y actualizarlas para una nueva generación libre de prejuicios? Sí, se lo merece sin que le digamos que no ha podido hacerlo sola, porque siempre pudo hacerlo de esa manera. Y, de igual manera que una reina del hielo rompió las convenciones del "relato de princesas", esta es una historia que se propone lo mismo con los animales antropomórficos.

viernes, 5 de febrero de 2016

Carol (2015), de Todd Haynes


Se puede notar el frío, desde la ventana cubierta de vaho del inicio.
Frío en la calle, y frío en una rutina de los 60, perpetuada hasta hoy, de levantarse pronto para ir a atender los trabajos, los hijos y las pocas ganas.
Es fría hasta la belleza glacial de Therese, una medida Rooney Mara, mientras continua su rutina diaria.

'Carol' es una mirada, detallada, fugaz, a los momentos en los que ese frío deja de existir.
En lo que por aquel entonces era un tiempo de mentes cerradas y absoluto seguimiento de lo que se consideraba "normal", Carol aparece como una inusual prueba de que se puede nadar a contracorriente, con su vestido rojo secuestrando nuestra mirada de una realidad de colores fríos.
El flirteo que establece con Therese no es para nada trivial: basado en miradas y sonrisas, cuando parece que a cada cliente que viene a la juguetería le cuesta demasiado sonreír o mirarte a la cara, no digamos preocuparte por tratarte como un ser humano. Una extraordinaria Cate Blanchett sabe que debe llegar y ser la anomalía interesante del día.