miércoles, 17 de octubre de 2012

Frankenweenie (2012), de Tim Burton


Frankenweenie, siendo lo que debería haber sido hace 28 años.
Creo que a estas alturas no es ningún secreto que el corto filmado por Tim Burton, pese a resultar simpático, era claramente simple, tonto a veces y estaba poco "integrado" en la filmografía de su director.
Por suerte, el éxito da la oportunidad de arreglar errores pasados, y Tim ha decidido volver a aquel corto-experimento, convirtiéndola en una artesanal película de stop-motion, casi mágica y con ojo atento a los sentimientos y emociones por los que navega la historia.
Así, es un acierto expandir la historia del corto y convertirla en un homenaje de alma juguetona a referentes tan variados como Frankenstein, Godzilla, El Día de los Trífidos, Gremlins, La Tierra en Peligro... Burton añade pero no apabulla, haciendo que cada homenaje encuentre su hueco en la historia, y lo más importante, no distraiga de lo principal.
Y lo principal (el deseo de un niño por querer volver a estar con su perro) es maravilloso. Tim comprende que este es el corazón de la historia, se agarra a ella durante todo el metraje, y en ningún caso deja que los homenajes la contaminen. La historia de Sparky y Víctor es conmovedora, llena de grandes momentos entre los dos, corrigiendo y aumentando lo que ya se vio en el corto.
Además, el stop-motion se demuestra clave en la historia, no solo dotando de personalidad a Víctor y Sparky, sino tambien a su vecino Edgar (homenaje nada disimulado al clásico Igor), el profesor Rzykruski, trasunto del gran Vicent Price y voz de la razón, y la Chica Rara con su gato, los cuales tienen los mejores momentos de humor totalmente "timburtoniano".
El único pero es que a veces uno tiene la sensación que Tim Burton ha puesto antes las rentas que el corazón, justo en un proyecto que sale de su ídem.
Pero es un fallo menor en una película plagada de grandes escenas, con personalidad y mucho riesgo a las espaldas (blanco y negro, con premisa abiertamente trágica y tenebrosa).

Resident Evil: Venganza (2012), de Paul W.S. Anderson


¿Que puede hacer Paul W. S. Anderson para superar el despiporre de anteriores entregas?
Pues petarlo todo e irse definitivamente de la olla.
En este caso propone una variante bastante entretenida de la primera película en una base subterranea que recrea distintas partes del mundo (que nadie se lleve a engaño, la acción no se mueve por todo el mundo como sugiere el marketing).
A estas alturas, creo que cualquiera sabe que esperar: luchas imposibles, monstruos más grandes y feos, mega conspiraciones, bandos de mercenarios, clones, ... la cinta es frenética y espectacular, porque ella misma sabe que no tiene nada más.
Hay algún conato de dramatismo (la "no-hija" de Alice) para tratar de darle cierto ancla a la trama, pero lo cierto es que al final acaba pesando más la acción bestia.
A lo tonto a lo tonto, la película ofrece algunas secuencias para el recuerdo (el inicio) y el carisma de Milla Jovovich es infalible, aunque se trata de otra secuela más, que no es rutinaria a fuerza de locuras, pero es más de lo mismo y promete sexta.
Solo para fans y para los que quieran pasar un rato entretenido, sin más.
P.D: Lo único realmente bueno de la cinta: la BSO de Tomandandy, que se crece en las mejores escenas.

Detention (2011), de Joseph Kahn

                  

Se anuncia como "la mejor película de institutos de la historia", y lo cierto es que poco le falta para conseguirlo.

Tomando como base un absoluto conocimiento y mofa constante del cine de institutos, esta pequeña maravilla auna en su argumento mil y una tramas que confluyen, se cruzan, se lían y se re-lían cuyo único fin es que el disparate próximo tenga más gracia que el anterior.
En más de una ocasión ese constante ir y venir de situaciones puede acabar en hastío del espectador, pero la película se guarda un as en la manga: los personajes de Shanley Caswell y John Hutcherson están tan bien construidos e interpretados, que en apenas dos pinceladas, estas dispuesto a seguirlos hasta donde sea.
Personajes estrafalarios, películas dentro de la película, viajes en el tiempo, suplantaciones de identidad, humor absurdo sin parar... la película no tiene miedo de tocar todos los palos y sacar petróleo de cada uno de ellos, lo que la hace aún más grande.
Y, como no puede ser de otra forma, el humor, ácido e irreverente, no para de hacer acto de presencia, consciente el director de que esto no se puede contar de otra forma.
Muy recomendada, sobre todo para los que busquen una comedia original fuera del molde habitual.

Somos la Noche (2010), de Dennis Gansel


Extraña y atípica película del género de chupasangres.
A priori, su trama, casi fantasía lesbica encubierta, no parece tener muchos elementos de enganche, sobre todo si atendemos al horroroso trailer, que vende una película de vampiras de fiesta.
No hay que engañarse, la película tiene algo de eso, es verdad, pero sin embargo, a la vez, desarrolla elementos presentes en otras películas de vampiros, pero con una sensibilidad muy detallista y casi de cine 'indie': la sensación de la eternidad, el desamparo de saberse vampiro contra voluntad, la maldición de acabar hastiado del mundo...
Son detalles, que acaban percutiendo en el argumento de la película y la suben el listón ligeramente de productos tipo 'Crepúsculo', acercandola al nivel de 'Drácula de Bram Stoker' o 'Entrevista con el Vampiro'.
Sus actrices están excelentes (particularmente Nina Hoss como carismática lider vampírica) y la descripción de las noches berlinesas es fascinante, lo que le da a todo un sabor europeo más que agradecido.
No escapa sin embargo de la tópica relación entre vampira-humano últimamente habitual, pero tiene suficientes momentos para alejarse de ello y construir cierta personalidad propia, de paso manteniendo la dignidad de la figura, bastante maltratada, del vampiro.
Especialmente recomendada para fans del género y al espectador con hambre de curiosidades.
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martes, 16 de octubre de 2012

Blancanieves (2012), de Pablo Berger


Blancanieves, de Pablo Berger, o como llenar de nueva vida un cuento clásico a traves de artes pasadas.

Sencillamente, todo en esta película es asombroso. 
La historia, conocida por todos, contiene los suficientes elementos para ser otra historia original, dándose el lujo, además, de darle ciertos giros macabros o "cañí", sin perder en ningún momento su esencia.
Servida además con un blanco y negro fantasioso, lleno de vida, y en el que se juega muchísimo con las luces y las sombras, luces y sombras que se corresponden con las que encierra el argumento.
Gran trabajo tambien el de sus actores, con Macarena García y Sofía Oria encarnando a la protagonista de manera prodigiosa, con una Maribel Verdú grande y deliciosamente perversa, sin dejar de destacar a Daniel Giménez Cacho como el padre de Blancanieves, a Angela Molina como su tutora y a Inma Cuesta como su madre, en un pequeño pero agradecido papel.
No se queda tampoco en mera transcripción del cuento con toques originales, sino que lo pervierte y maneja sus elementos más sutiles de manera que cobren nueva e inesperada fuerza.
No sentirás en ninguna otra versión como aquí los mejores momentos del cuento clásico: el desamparo de Blancanieves como criada, la dolorosa muerte de sus seres queridos, el encuentro en el bosque con el "cazador", el castigo de la madrastra...
Una experiencia fantástica, que traspasa la pantalla y se queda en el espectador, testigo de un cuento que juega con la alquimia del cine para crear sueños.
Porque si no se entra al cine para soñar e imaginar, ¿para qué entrar?

Dredd (2012), de Peter Travis


En toda escena de 'Dredd', está escrita una palabra: riesgo.
Riesgo en su manera de encarar la acción, completamente sádica y sin ganas de disculparse, recuperando aquellos tiroteos llenos de tensión del cine de los 80.
Riesgo en su manera de abordar el estoico protagonista, un Urban soberbio que en dos pinceladas describe su personaje y no es un héroe al uso, se podría decir que ni es un héroe.
Riesgo en su muy pesimista mensaje de fondo, que recuerda a aquellas cintas que jugueteaban sin pudor con la violencia, condenandola pero juzgandola imprescindible en nuestra sociedad, como la mítica RoboCop.
Riesgo en la compañera del protagonista, una Olivia Thirlby que navega por un mar de sentimientos y es la única capaz de sacarle los claroscuros a Dredd.
Riesgo en sacar jugo a un guión que amenaza con irse abajo a la primera de cambio, pero que exprime al máximo su capacidad de entretenimiento y crítica.
Riesgo en su manera de aprovechar el poco presupuesto del que dispone, haciendo buenos sus 45 millones en una película que luce igual o mejor que una de 100.
Dredd es una película especial.
Salida de los margenes del cine hollywoodiense actual, Dredd se permite el lujo de ir un poco más allá donde otras películas (por presupuesto, por actores...) dejan de ir por si eso les quita un dólar menos de taquilla.
No solo eso, sino que además es la adaptación definitiva de su personaje, que algunos podrán juzgar que tiene poco humor negro, pero sin duda se acopla a la perfección con la idea que teníamos todos de él. Un juez duro e implacable, en una ciudad dura e implacable.
No me tiembla el pulso al decir que es una de las mejores películas de acción del año, y puede que de la década.
Una auténtica maravilla que hace de su escasez de medios su virtud y se conoce a si misma y a su público, pero pasa de complacer a nadie. Ojalá todas las películas le echaran tantos huevos como esta.

Mátalos Suavemente (2012), de Andrew Dominik


Bastante buena, aunque sin embargo es una película justita que saca máximo partido a su argumento, detalle poco común hoy en día.
Se trata de un nada sutil retrato de la crisis económica desde el punto de vista de la mafia, donde las lealtades valen poco y si el dinero. Se le puede achacar que a veces es tan sutil como un elefante en una cristalería (discursos de Obama y Bush con referencias económicas en fuera de campo), pero tampoco lo veo malo, pues la película trata de eso: gente cabreada consigo misma y con su entorno, que hace lo que sea por un dólar más.
A destacar la pareja de rateros Scoot McNairy y Ben Mendelhson, que hacen un trabajo cojonudo, y a un Brad Pitt enorme, aunque sin embargo a este último le pesa demasiado saberse en un papel guay como en el que está.
No me ha gustado nada el personaje del otras veces genial James Gandolfini, con unos dialogos de vergüenza ajena, larguísimos, y sin NADA que ver con la trama. Su personaje podría desaparecer de la película y no se notaría.
Tambien posee escenas cojonudas en las que su director luce su puesta en escena (muerte a cámara lenta o presentación del personaje de Pitt) y algún que otro detalle de humor negro, negrísimo, que sin embargo queda ahogado por el clima deprimente de la cinta.
Una película perfecta para que no tenga ni idea de cómo funciona la economía y quiera saber en que se basa el sistema de hoy en día: si molestas, te caes.