miércoles, 4 de septiembre de 2013

I'm Still Here (2010), de Cassey Affleck

Desnudez total de Joaquín Phoenix. 
Ya queda lejano ese momento en que el actor decidió renunciar al cine de improviso e iniciar una carrera en 
No quedan muy claras las razones de por qué lo hizo. Pero si algo se desprende de este documental, es lo que intentó mostrar.
la música hip-hop, cayendo en la burla popular y el total hundimiento personal.
Se alternan momentos esenciales con aquellos en los que no pasa nada, simples "entretomas" que lo único que aportan es que Joaquín se volvió un redomado gilipollas. 
Como un lento despertar, vemos como tras cada una de las bromas, de los vídeos de YouTube con los que nosotros nos reíamos, tenían efecto en una persona, no importa que tuviera dinero o fama, porque todos le dimos la espalda.

Vemos como cada una de las personas que calificaban a Joaquín como un actor visceral y valiente ("¿visceral? ¿qué coño quiere decir eso?") más tarde le abuchean sin piedad porque se ha atrevido a cambiar el rumbo de su vida. 
A todos nos gusta ver como los astros caen, como se dan de cabeza contra la dura realidad porque nos demuestra que también son de carne y hueso como nosotros. En ese caso, fuera de su pedestal podemos destruirlos y mofarnos de ellos.


El problema llega cuando no es solo el público el que celebra la caída, sino sus propios compañeros, tranquilos porque a partir de ahora tendrán que preocuparse por un monstruo de la interpretación menos. Puedo decir que ahora valoro un poquito menos a Ben Stiller. 
Incluso sus mayores colaboradores, asistentes y agentes, no pueden entender el cambio, y por lo tanto, le dejan. Ha dejado de dar dinero, ya no puede salir en los 'talk-shows' a responderle bromas al presentador graciosillo de turno.
Phoenix aborda un infierno personal sin echarse atrás en ningún momento. No tenemos toda su vida documentada durante año y medio, claro, pero nunca pierde la oportunidad de decirnos alto y claro que ha cambiado. 
Que se ha cansado de la máscara forjada a su alrededor, ha pensado como todos nosotros lo mucho que su entorno no le satisface y, en contraposición a ello, se ha decidido por lanzarse al cambio.
Es imposible no simpatizar con la cara de póker de Sean Combs cuando escucha su álbum. Tú música es horrible, Joaquín. Y sin embargo todos se dan cuenta, y en vez de decírtelo, te financian bolos donde puedas cantar. 
No es 'Joaquín Phoenix en concierto'. Es 'Joaquín Phoenix hundiéndose en la mierda", ¡pasen y vean! (y no se olviden de pagar)


La degradación moral de un hombre puede no tener fin, sobre todo si era alguien intocable. En un momento en que el famoseo es sagrado y todos soñamos con ello, la cámara barata de Cassey Affleck retrata su lado más amargo, como una montaña de la que mejor no te bajes. 
En esa sinceridad de intenciones probablemente esté lo mejor que puede ofrecer este documental. Vale bien la pena haberse perdido dos años del último actor valiente del mundo, que con esto ha reafirmado quién es. Visceral no sé, pero con un par de agallas no hay otro.

Se ha abierto con la grabación de un joven Joaquín lanzándose al vacío, sin miedo, con valentía. 
Y se cierra con un apaleado Joaquín hundiéndose en el vacío, aceptando, pero con la misma valentía.

Nota: 8 / 10

No hay comentarios:

Publicar un comentario