jueves, 19 de septiembre de 2013

Rush (2013), de Ron Howard


Cuando la fama se quedaba pequeña para desafiar, empezaron a arriesgar la vida. 
'Rush' nos mete de lleno en el mundo de la Fórmula 1 y las normas que lo rigen, pero en el fondo no le interesa eso, no al menos tanto como la rivalidad entre sus dos protagonistas, James Hunt y Niki Lauda. 
Evitando en la medida de lo posible un claro favoritismo, la imparcialidad es virtud aquí. No hay un ganador o un perdedor, cada uno de ellos ganó y perdió en cierta manera.


Niki Lauda es el clásico "cerebrito" del deporte, un freak que hace cálculos para evitar cualquier descompensación y capaz de pasar toda una noche trabajando. 
James Hunt es el playboy del deporte, todo cara bonita y sonrisas, con un equipo de patrocinadores que le soluciona la vida en cada carrera sin que tenga que esforzarse más de lo necesario. 
El enfrentamiento entre ambos está anticipado desde que se ven, porque ambos son "descastados" del propio deporte, luchando por el mismo sitio en él y cada uno con sus propias armas. Ninguno puede volver de donde vino, se trata de la carrera o nada.
En una decisión muy inteligente, se elige suprimir una mayor parte de las carreras donde participaron, centrándose más en su vida personal e interacciones fuera del público, donde verdaderamente cada uno forjó su carácter. 
No quiere decir que la parte de Fórmula 1 esté descuidada: con una fotografía similar a los reportajes deportivos y un montaje ágil que puede pecar de lioso se nos mete de lleno en la competición del deporte. Se juega tan hábilmente con el sonido y las imágenes que hasta los menos aficionados sentirán la emoción de ver a los bólidos competir, especialmente en el último Gran Premio de Japón.


Los pilotos quedan retratados como "adictos al riesgo a los que les gusta conducir un ataúd de gasolina y metal" en palabras de James Hunt, dejando entonces a los dos protagonistas como auténticos locos capaz de ir más allá en cada carrera, hasta que la muerte sea la única barrera (y uno de los dos casi la cruza). Es triste comprobar que uno de los mayores accidentes de la Fórmula 1 surgió por pura bravuconería. 
Pero con el desarrollo de la película cada uno va descubriendo los frutos de su éxito (Hunt deseado por todas las mujeres, Lauda solo por una, pero muy especial) y llegan los miedos. Lauda valora qué le merece más la pena tener, si la fama entre todos o la felicidad con una, y la decisión es más difícil de tomar. "La felicidad es tu peor enemigo" dice aquel piloto que en principio solo corría para alcanzar la misma felicidad que después quiere negarse.
Chris Hemsworth y Daniel Brühl están a un nivel inesperado. Como drama estructurado alrededor de sus personajes, el segundo cumple a su nivel habitual pero superior, y el primero resulta una agradable sorpresa fuera de sus papeles "cachomúsculo". 
Los mejores matices de su interpretación se quedan en esos momentos fugaces en los que vemos que, más allá de su odio mutuo, existe un respeto sin límites al otro (a quien en realidad ha hecho que te esfuerces más en todo). James Hunt después de la rueda de prensa con Niki o la interesante conversación final hacen bueno el dicho de mantén a tus amigos cerca, pero más a tus enemigos, aunque no se pueda decir que ambos sean lo uno ni lo otro.



'Rush' es una carrera. Al no variar el montaje entre Fórmula 1 televisada y palabras duras entre competidores, queda la sensación de que ambos contrincantes lucharon hasta el final, en el circuito y en sus vidas, para llegar uno antes que el otro, cruzando siempre la línea de meta al mismo tiempo. 
Trabajando juntos eran los mejores, y así lo sabrán ellos. Pero trabajando en contra... fueron leyendas y así les recordará el mundo.

Nota: 8 / 10

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