martes, 18 de marzo de 2014

300: El Origen de un Imperio (2014), de Noam Murro


Hace 7 años, Zack Snyder estrenó '300'. 
Una acotación histórica ultraviolenta, al borde de la fantasía, con una contundente sencillez en sus formas y temas sobre la nobleza del sacrificio o la importancia de perdurar.
Años después, llega '300: El Origen de un Imperio'. 
Y si en la anterior había una fina línea entre la realidad histórica y la pura ficción, aquí directamente se ha pasado a expandir el universo y decir: sí, esto pasó. Pero probablemente en una realidad alternativa con las palabras de Frank Miller y una Grecia irreal de pesadilla.

Es la historia de las batallas marítimas que se sucedieron mientras los 300 luchaban en el Paso de las Termópilas, pero también la de la unión griega contra un enemigo superpoderoso que amenazaba con borrarles del mapa. 
Lo de superpoderoso no está puesto al azar: esta secuela abraza los orígenes míticos que en la anterior quedaban inciertos y configura a Jerjes como un mortal renacido en Dios, todo con ese tono a caballo entre la más solemne seriedad y la autoparodia más comedida.


La interpretación de Rodrigo Santoro queda totalmente creíble, lo que, sumado a más de un efecto bien hecho, da a su personaje verdadero empaque: pese a su grandilocuencia, te crees realmente al Dios Rey que está poniendo de rodillas Grecia. 
Eva Green, por suerte, necesita bastante menos, y su carisma le basta para llevar un personaje bastante poco definido más allá de que es muy mala. El peso de la carisma, esencial para llevar papeles descritos en una servilleta.
Sí, es cierto que esta película, en cualquier otro entorno, contando con cualquier otro efecto especial, habría sido una retahíla de tópicos a medio cocinar. 
La suerte es precisamente esa, contar con una villana en estado de gracia y una ambientación impresionante, que toma la estética anterior de super épica violenta y la lleva al siguiente nivel.
Las batallas marítimas sustituyen ahora a los desfiladeros, pero hay que agradecer que, incluso en un medio tan limitado como ese, sepan buscar los espadazos y absolutas brutalidades que hicieron grande al film precedente.


Y es que realmente '300: El Origen de un Imperio' es eso, una prolongación del film precedente, completamente chiflada y flipada con su concepto, que abraza su condición de hipérbole y no se corta a la hora de dar pullitas a estos persas solapadamente "islamizados". 
Vive por '300' y llega poco más lejos que ella, pero realmente no necesita nada más.

Solo flaquea cuando trata de dar algo de profundidad a sus monolíticos personajes: ¿en serio necesitamos ese sexo-casi-lucha entre Temístocles y Artemisia? 
Si me lo tomo como una excusa para mostrar la anatomía de Eva Green me puede valer, pero concebir que son dos iguales enamorados y separados por distintos bandos de batalla me chirría demasiado para la poca sutilidad que demuestran esos chorrazos de sangre cada vez que se agita una espada en la batalla.

Nota: 6 / 10

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