domingo, 14 de julio de 2013

The Purge, La Noche de las Bestias (2013), de James DeMonaco


Currarte un buen guión no es cuestión de talento, solo trabajo.

Una buena idea, nada más, es lo que se necesita para contar una historia. A partir de ahí, saber aprovechar sus puntos fuertes y débiles.

La idea que sustenta 'The Purge' es, de hecho, una de esas que sorprenden por su rotundidad: una noche al año en la cual el ser humano puede dar rienda suelta a todo lo que se le ocurra sin consecuencias, asesinatos, robos, palizas, violaciones...

Dejando de lado esas sutiles referencias al Ku Klux Klan (¿"Nuevos Padres Fundadores de América"?) todo lo que bordea esta idea se asoma a la particular crueldad que tenemos cada uno guardada para nuestros semejantes, tema nada fácil sobre el que, como no podía ser de otra manera, la película pasa de puntillas.
 
No es que me moleste, pero cuando los mejores puntos de tu película (los créditos iniciales, las conversaciones radiofónicas finales...) maman directamente de esa idea desviarla para hacer algo mucho más convencional es hacer trampa, a tu propia premisa y al espectador.

Ese "más convencional" es una historia de encierro doméstico, al estilo de 'Funny Games' o 'Los Extraños', en los que una familia se enfrenta al horror de ver roto su espacio íntimo.
Los Sandin son unos perfectos estadounidenses de clase media, que se disponen a pasar la 'Purga Anual' dentro de su mansión fortificada, fuera del caos y la violencia. Entonces, uno de los hijos deja entrar a un vagabundo perseguido (¿casualidad que sea negro?) y comienza un asedio terrible por estudiantes con máscaras.
 
Hasta el momento, lo importante está en los detalles de crítica: DeMonaco trata de retratar cierta indiferencia del trabajador de clase media que tiene su vida bien amueblada y pasa de involucrarse en las vidas de los demás, a no ser por mero interés económico. Incluso el único momento en que se hace un regalo desinteresado parece forzado y extrañamente inquietante, aumentando esa sensación de que todo es demasiado recto y ordenado, de que hay más mierda bajo la alfombra de la que parece.


A lo largo de toda la intrusión en la casa de los Sandin, la película esboza ideas interesantes acerca de la relación de cada miembro de la familia con la violencia (la madre que no quiere hacer el trabajo sucio, la hija más impulsiva pero todavía cría, el hijo que no la comprende y el padre dispuesto a TODO para salvar a su familia), que resultan más inquietantes cuantas más veces se ve al padre comportándose como un animal delante de sus hijos. Esa "pérdida de inocencia" de todos, de pasar a no implicarse a estar metidos en una situación que no se puede resolver de otra forma es lo que la diferencia de los típicos acosados. 

Mención especial a los acosadores, en cuya macabra máscara se puede buscar una idea de felicidad (sonrisa amplia) que oculte intenciones más perversas, pero lo que verdaderamente me ha horrorizado es lo que implica sus uniformes de estudiantes y camisones: son jóvenes aburridos cuya única manera de concebir diversión es hundir un hacha en una cabeza. Rhys Wakefield, al límite de la sobreactuación, inquieta de verdad como cabecilla de este grupo.


Más al principio y al final, pero con breves mensajes durante, se esboza esa relación particular que siempre ha tenido Norteamérica con la violencia, donde cualquiera puede portar un arma para usarla si lo cree necesario. La idea también es aterradora por lo explícita: habrá millones de reprimidos esperando esa única noche para disparar a su jefe o perseguir a esa mujer que les destrozó sentimentalmente. 

Con esa noche, el gobierno consigue dos cosas: eliminar de manera "legal" a miembros improductivos de la sociedad y dar a los demás una excusa para soltar todas las maldades y mierda que nos vemos obligados a aguantar por el mismo sistema que permite esa liberación. 'The Purge' nos analiza como animales en un sistema falsamente civilizado y determina que, no importa lo perfecta que sea nuestra vida, algo podrido en nuestro interior siempre luchará por salir a la luz, de nosotros depende reprimirlo, pero lo dejaremos salir si podemos. 

En ese terreno espantoso, decide no mojarse demasiado, pues mejor que el público salga creyendo que todavía podemos ser héroes, aunque el intento se merece un notable, porque han tenido el suficiente tiempo para establecer un debate consistente.


Atención a la última transmisión radiofónica: la violencia engendra más violencia, no importa de qué lado político esté. 

Gracias a detalles, se puede decir que 'The Purge' desperdicia un contexto arriesgado, pero en esos detalles está un abismo que merece la pena mirar para evitar caer en él.

Nota: 6 / 10

No hay comentarios:

Publicar un comentario