sábado, 23 de febrero de 2013

La Jungla: Un Buen Día para Morir (2013), de John Moore


Desde hace un tiempo, lo que viene siendo el cine de acción "de antes" esta siendo, poco a poco pero sin pausa, apisonado bajo otro tipo de cine de acción con otra sensibilidad.
Se prescinde de dureza y nervio, también de carisma, y lo que tenemos en cartelera son videojuegos multiplataforma en los que un muñecote va superando fases. Pero te dejan sin jugar, que es lo peor de todo.
Hace 6 años, 'La Jungla 4.0', nutrida de todo eso, casi echa a perder una de las sagas de acción más carismáticas de la historia, convirtiéndola en un aseptico entretenimiento carente de sangre, en las venas y en sus escenas.
Seis años después, llega 'La Jungla: Un Buen Día para Morir' y es un animal nuevo, muy satisfactorio por unos frentes y decepcionante (o triste) por otros.
Para empezar, quien quiera ver aquí un retorno a los mejores tiempos pasados, se vaya olvidando.
Volvemos a jugar con la destrucción apocalíptica, y uno se queda preguntando si McLane e hijo han sido contratados como expertos en demolición.
Cada escena de acción sube más las apuestas que la anterior, subiendo de una persecución frenética, al maldito tiro en CAÍDA LIBRE de uno de los edificios más altos de Moscú.
No me meteré en qué narices hace un Bruce Willis de casi 60 años sobreviviendo a esos fregados, porque las escenas son espectaculares, y no me meto a ver 'La Jungla' por el drama shakespeariano que pueda tener.
Porque todo depende de una única cosa: el 'Yipi-ka-yey' bien entonado, que me demuestre que McLane, no importa que pase, es un tío con el que merece la pena ir a muerte. (Respecto a el hijo, pues los amigos de mis amigos... ya me entendeis)
Y afortunadamente, el drama paternofilial funciona. A un nivel muy básico, pero funciona y en sus mejores escenas no decepciona.
Hemos visto a John McLane desde que era un policía solitario y trasnochado, hasta verse al lado de improbables compañeros en sus más recientes trabajos. *MUERTEAJUSTINLONG*
Estar al lado de su hijo no solo cambia su dinámica y crece un poquito como personaje, sino que también le da un compañero curioso por contraste de métodos de acción.
Jai Courtney lo hace bien como Jack McLane, con algunos peligrosos dejes de rebeldía fraternal tan propia de estos personajes, pero que le hagan quedar a él como disciplinado y a su padre como impresentable es un original punto a favor que a la vez define ambos personajes y su relación.
También dicen que el héroe vale lo que vale su villano. Bien, John no es un héroe, pero tiene aquí un buen rival a batir.
Los rusos chiflados con acentazo son los mejores a la hora de dar buenos villanos, pero lo que importa aquí es que tenemos a un señor de buenas maneras que es simplemente un avaricioso de narices y sabe donde tocar las teclas de la sociedad, alguien más en la línea de los Gruber que del insufrible villano cuasi-adolescente de la cuarta.
Que tenga al lado una rusa pibón de armas tomar siempre suma puntos.
Queda un regusto curioso tras esta “Jungla”.
Las escenas de acción y los momentos menos intensos no cuadran, las primeras son persecuciones mastodónticas que muestran el poderío de los efectos CGI y las segundas son más orgánicas y tienen cierto (buen) poso.
La mezcla es a veces rara, pero casi siempre deja buenos resultados (ESE momento del clímax final en el cual McLane se luce en un salto).
Uno se queda con ganas de que reinventen la rueda.
Y aunque no lo hacen, al menos han conseguido un híbrido eficaz a caballo entre dos épocas.

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